jueves, 31 de diciembre de 2009

DESPERTAR


Despertarse un 1 de Enero a las 6 de la mañana, habiéndose acostado el 31 de Diciembre a las 21 hs.
Salir a caminar por el desierto centro de Buenos Aires.
Sentarse en un escaloncito de la puerta de un edificio viejo, oír el arrullo de una paloma pidiéndole clemencia a una baldosa agrietada e hirviente para que no queme sus patas coral.
Mirar detenidamente el pavimento derretido, la mancha negra de un petardo reventado…
Observar los muchos papeles, cajas, cartones, botellas de sidra rotas y guirnaldas fucsias y verdes que reflejan el fuerte sol que viaja desde miles de kilómetros para estrellarse contra ellas y ya a esta hora parece de mediodía.
Buscar un negocio abierto, un kiosco donde comprar un refresco que calme la sed insoportable o aplaque un poco el calor sofocante.
No encontrarlo.
Escuchar el silencio.
Ver pasar algún trasnochado taxi vacío.

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