lunes, 1 de agosto de 2011

Finalista del X Certamen de Cartas de Dulcinea a Don Quijote 2011.


A mi adorado Caballero:

El Toboso, otoño del 1605.

Mi adorado caballero (de la triste figura);

Agotado de cargar leña, cacharros y canastos de pan se halla mi cándido 

cuerpo de otras épocas.

Ahora, sobrepasado con tareas cotidianas, cocinando dulces pelusas con las 

monjas clarisas, y mostillo para el santo de Trini...

Las cosas no son fáciles estos días y el trabajo no se hace esperar.

No es que mi fermosura te desprecie, pero has de saber, querido caballero, que 

el tiempo no me ha de sobrar esta temporada.

Y no me llames cruel por tener que vivir en la realidad.

Mis brazos de manos mágicas, que comparabas con los de las de las ninfas del 

jardín porque parecían de  de porcelana, cargados con botes de agua de pozo 

están.

Bajo mis faldas, mis piernas caminan  pesadas y lentas.

Encantada estaría de pasear por las lilas y naranjas nubes como lo haces tú, y 

de oír a los ruiseñores trinar pero alguien debe ocuparse de escuchar al gallo 

del establo cantar por la mañana y levantarse a dominar los asuntos 

terrenales, campestres... ¡Del fango!

El invierno se prevé crudo y seco, y las ovejas aún no fueron esquiladas ni los 

cereales cosechados.

Los pagos a realizar  son cada vez más altos, señor mío, y las 

responsabilidades cada vez más arduas.

Y para peor, el arrendero ha pasado por mi casa ya tres veces este mes, no les 

bastan las docenas de tartas fritas y los cinco potes de miel de panal que le 

daba hasta ahora. Y espero no irritarte demasiado contándote esto mi 

hidalgo, pero inclusive he tenido que defenderme de sus indiscretas 

insinuaciones. Es que siempre llama a mi puerta después de que el Astro Rey 

haya piadosamente caído y, verás, una dama debe mantener su orgullo.

Mejor guarda tu salud para ti mismo, que me ha llegado por tu fiel amigo 

Sancho que bien la necesitas.

Socorrerte me agradaría, querido, pero no puedo dejar la leña consumirse en el 

horno, que no está para bollos.

Ahora, si no te molesta debo proseguir con las tareas del hogar y de la granja.

Os envío un cariñoso beso en su mejilla, para que recupere su color.

Suya.


Aldonza Lorenzo  

Dulcinea del Toboso


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